Estaba Jorge repasando los nombres y los combates de cada uno de sus dragones cuando, súbitamente, uno esos nombres empezó a repetirse en su cabeza impidiéndole continuar:
Tojeiro, Tojeiro, Tojeiro, Tojeiro, Tojeiro, Tojeiro.... ¡¡¡Tojeiro!!!
¡¡¡Rediox!!! Llevo casi dos meses en la villa natal de ese mito televisivo aparecido hace más de 15 años y no me he dado cuenta hasta ahora. Y, curiosidades de la vida, al día siguiente, estando Jorge con sus dragones de 18 años, surge ese mismo mito en el encuentro amistoso que se estaba celebrando en esos instantes. Y los propios dragones me indicaron donde vivía el señor Tojeiro.
¡Qué cosas!
¿Resistiré la tentación de llamar y decir aquello de "Joooose, ábrenos que somos nosotras"? Sí... o no... o qué sé yo
lunes, 26 de marzo de 2007
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2 comentarios:
Mira, yo sólo te digo una cosa: No es normal que yo duerma tantas horas.
Imposible... que tú nunca dormiste más.
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