lunes, 23 de julio de 2007

Cerrado por vacaciones

En efecto, el sábado fue el primer día de una nueva intentona. Así que ahora toca hacer lo mismo que los músculos: crecer mientras uno duerme.
Tan importante como ejercitarse es el descansar adecuadamente.
No vendrán nada mal dos meses para convencerme de que uno nunca sabe donde está su suerte; que el curso que viene me ofrecerá las mejores batallas, porque serán las que, en efecto, viviré; que el camino seguido ha sido el adecuado y que hay que insistir en él.
Bien es cierto, que también habrá que purgar la machacona herida que infringe el saber que un 9.26 se queda fuera, mientras que un 5.295, cuyo único y 'plausible' mérito es el de estar en el lugar preciso en el momento adecuado, se acaba llevando el premio gordo....
Hasta Septiembre, pues... o no... o qué sé yo...

viernes, 20 de julio de 2007

Cómputo global

El entrenamiento estuvo muy bien organizado y aplicado. La estrategia de la eapa fue impecable. El ataque magistral, preciso y mortífero. No faltó esa pizca de suerte que siempre se necesita. Sobrepasada la línea de meta no quedaba ni un resquicio de energía.
La etapa fue prácticamente perfecta.
Infelizmente, según se van conociendo los tiempos de los corredores, todo parece indicar que mañana será el primer día de una nueva intentona.

sábado, 14 de julio de 2007

Actitud

Cuando cunden la desesperanza, el abatimiento y la resignación...

viernes, 13 de julio de 2007

Meta

Después de tanto esfuerzo, al fin, el opositor de este año puede avistar la ansiada meta.
Faltan 4 kilómetros; pero, al menos, ya está fijado el final de la etapa, el momento de bajarse de la bicicleta, el inicio del descanso, el término de tanto esfuerzo, preparación y derroche de energías.
Además, el opositor de este año ha recibido referencias de etapas anteriores. Antes de la etapa reina estaba situado en el puesto 412 de 579. Hay mucho que remontar; pero al final de la primera parte del España-Malta el resultado era de 3-1...
Así que, a partir del lunes, se comenzará a computar los tiempos totales y ver qué opciones hay de ganar esta gran ronda.

miércoles, 11 de julio de 2007

Incontinencia verbal

La primera impresión que me llevo de la gente que me habla muy rápido suele ser mala.
Y es que hay dos posibilidades: o intuyo que me quieren esconder algo, o me obligan a realizar un esfuerzo de atención y concentración.
En el primer caso, la primera impresión queda refrendada con el paso de las conversaciones; y paso a calificar a tales personajes como 'vendedores de humo'. Si tales vendedores son buenos a la hora de lograr su venta pues, al menos, les reconozco algún mérito. Lo peor de lo peor es cuando, además, venden mal. En este caso, los 'malos vendedores de humo' son, a todas luces, personal a evitar.
Si quien habla rápido me obliga a concentrarme al máximo, la molestia viene por esa tarea añadida. Así que, por respeto a mi interlocutor y para mantener una conversación coherente, acabo dedicándome de pleno al diálogo; a pesar de la probable migraña. Y es que en este conjunto de personas, también tengo dos subconjuntos: los que dicen muchas cosas seguidas y los que repiten el mismo concepto varias veces.
El primer caso es el peor. Y es que en cualquier momento puedes perder el hilo (y no volver a recuperarlo) y el resto de la conversación será un sinsentido.
La segunda opción es más entretenida. Ya que el diálogo se convierte en un puzzle en el que voy recopilando las distintas piezas en cada una de las diversas repeticiones de la historia.
El problema de toda esta disertación es que parece que esto ocurre en todos los idiomas. Y es que ayer, cuando regresaba a casa, en la radio del coche sonaba una canción en la que, en un momento dado, se podía oir 'I feel sad inside'..... ¿o era 'I feel satisfied'?... Y entonces mi primer pensamiento fue '¡¡carajo, qué rápido hablan estos ingleses!!... o no... o qué sé yo'

P.D. Leedme despacio, por favor.

martes, 10 de julio de 2007

Humor analítico

- ¿Qué es un oso polar?
.... Un oso rectangular después de un cambio de coordenadas.

lunes, 9 de julio de 2007

LK

¡¡¡Canta falta dunha boa chea!!!

domingo, 8 de julio de 2007

sábado, 7 de julio de 2007

A tumba abierta

El vertiginoso descenso tenía dos puntos clave, dos curvas definitivas. Según se negociasen, así sería el resultado final.
El opositor de este año lo sabía y, por eso, prefirió imprimir un altísimo ritmo en las rectas para, así, poder afrontar esos giros con la antelación y templanza necesarias. Procuraría escoger la mejor trazada y ejecutarla al milímetro. Sin embargo, la soledad del escapado jugaba en su contra. No habría nadie que valiese de referencia, ninguna rueda que seguir, no sabía si había que arriesgar para aumentar la ventaja o para evitar que el grupo se acercase, desconocía hasta qué punto convenía ser prudente para racionar la diferencia adquirida.
Unos metros antes de llegar al primer punto clave sobrevinieron la inseguridad, el temor, el cansancio y el nerviosismo. ¿Fue tiempo perdido? ¿Fue tiempo de descanso necesario? Quien lo sabe.
Lo cierto es que al final el giro se hizo inminente y las ganas de triunfo vencieron a cualquier otra sensación. Fue un virage difícil. Pero la confianza en el trabajo acumulado del opositor de este año jugó un papel crucial. A pesar de que el inicio de la trazada no fue todo lo bien que se desearía, la persistencia en esa forma de trazar consiguió que se enfilase la salida de la curva de forma airosa. Quizá no había ganado tiempo; a lo mejor no había pasado el trance de la forma más elegante, limpia y ortodoxa; pero no perdió tiempo gracias al estilo mantenido en esos momentos críticos.
Ahora faltan 10 kilómetros para alcanzar la meta. Antes del final de etapa está el la segunda dificultad a salvar. De nuevo, habrá que intentar obtener la máxima ventaja posible, habrá que dosificar las fuerzas para llegar en el momento óptimo, habrá que ser arriesgado y estar seguro al mismo tiempo, habrá que regular esfuerzos para no extenuarse pero, tampoco, para que haya lugar a la duda de si se pudo forzar más.
Al menos, esta vez, el opositor de este año tiene la motivación añadida de que al fin, y después de una durísima etapa, cruzará la línea de llegada.


viernes, 6 de julio de 2007

Humor geométrico

- ¡¡Mamá, mamá!! ¿Por qué cuando camino voy siempre en círculos?
- ¡¡Cállate, niño!!... o te clavo el otro zapato al suelo.

miércoles, 4 de julio de 2007

La lluvia nunca vuelve hacia arriba

La primera vez que escuché esta hermosa canción de Pedro Guerra fue hace unos 8 años, creo. Lo que sí recuerdo perfectamente es que fue al salir de un examen de Sistemas Dinámicos. Era sábado. Y es que en toda la carrera sólo tuve dos exámenes en sábado: ese y un más que entrañable 27 de Enero en 3º.
El caso es que el examen me había salido razonablemente bien y, por ello, estaba contento. Me subí al coche, encendí la radio y sonó la canción. La verdad es que fue un amor a primera vista (audición, mejor dicho). Era la banda sonora adecuada y precisa para aquel instante. Nada más terminar la canción, apagué la radio para poder tararearla, una y otra vez, durante mi viaje de regreso a casa. Al llegar, me di cuenta de que no sabía qué decía la canción. Sólo me sabía el estribillo. Pero daba igual. Estaba contento y aquella canción magnificaba tal sensación, y eso era lo que importaba.
Años más tarde me reencontré con esta canción; pero la situación era diametralmente opuesta. Sin embargo, en esta ocasión, podía escuchar la canción una y otra vez, y detenerme a escudriñar su mensaje. Y fue bueno. Esa mezcla de resignación y rebeldía era lo que sentía y lo que necesitaba escuchar. Ese 'todo lo que un día ocurrió se termina' combinado con el 'y si no dudas todo puede pasar' fue sumamente terapéutico.
Anteayer regresó esta canción a mi memoria, al relacionar la derrota del opositor del año pasado y la escapada del opositor de este año. Y esta vez, conscientemente, fui en busca de la canción. Y la puse una y otra vez. Y me aportó aquella alegría de la primera vez, aquella nostalgia de la siguiente y estos ánimos para cambiar lo que uno quiera si se lo propone y trabaja duro por ello.
Disfrutadla... o no... o qué sé yo...

lunes, 2 de julio de 2007

Frontón

Cuando estaba en el instituto, la mayor diversión que disfrutaba en los recreos era jugar la de frontón con mis compañeros. Jugábamos con una pelota de tenis, y regresábamos a las aulas con las manos hinchadas y las pulsaciones aceleradas. Lo pasábamos muy bien.
Jugábamos uno contra uno, dos contra dos, tres contra tres e, incluso, cuatro contra cuatro. Era un deporte en el que la pared ejercía de mensajero. Si alguien enviaba una bola alta y mansa, ésta regresaba suavemente y alcanzaba gran altura después de botar. Si, por el contrario, se ejecutaba una violenta volea, la pelota tornaba súbitamente a la cancha. Si se imprimía un determinado efecto a la bola, ésta, después de tocar en la pared, mantenía ese efecto.
Eran dos equipos, pero un único grupo de personas. Jugando a lo mismo, enviándose mensajes que la pared se encargaba de distribuir. Y lo mejor era que ambos equipos querían ganar. Y hacían lo posible por alcanzar la victoria. Y aunque algunos mensajes cambiasen la dinámica del juego o se ejecutasen para derrotar al otro bando, en realidad, aquello beneficiaba a todos y hacía crecer a los dos equipos. Porque todos los contendientes aprendían en cada jugada, en cada mensaje.
Lo que todos detestaban era cuando jugaba alguien sin ganas, sin afán de victoria, sin una mínima intención de responder a los mensajes con más mensajes. Aquellas victorias eran inútiles porque jugar contra alguien que no devolvía mensajes era como pretender que el Sol no de calor.
¡¡Qué buenos tiempos los recreos en el frontón!!