sábado, 30 de junio de 2007

Insomnio

En condiciones normales, únicamente sufro insomnio los domingos. Quizá, mi reloj biológico impone que haga resumen de la semana y que asuma lo que he de afrontar durante los próximos 7 días. Dichas disquisiciones dominicales no suelen prolongarse más allá de las 3 de la madrugada, y el cansancio que generan suele subsanarse con una hora más de sueño de lo habitual al día siguiente.
El problema de la semana pasada fue que no me encontraba en condiciones normales. El domingo mi habitual desvelo se prolongó hasta las seis de la mañana. Al día siguiente, y ante mi acuciante cansancio adelanté mi deseado encuentro con Morfeo una hora... pero Morfeo se retrasó y no apareció hasta más allá de las 4.30 de la madrugada. El martes ocurrió lo mismo que el lunes y el miércoles.... el miércoles el opositor de este año estaba hecho una piltrafa; pero la tensión conseguía mantenerlo presto y dispuesto a seguir librando su encarnizada batalla. Y al final apareció Morfeo a una hora prudencial; aunque casi fue peor el remedio que la enfermedad. Al opositor de este año se le dio por soñar que estaba en pleno descenso de la última cima de la etapa reina de la carrera. Pero no era su bicicleta, ni su dorsal; sino que defendía, sorpresivamente, sin haber entrenado en absoluto y a lomos de un patinete, los intereses de uno de los compañeros de Jorge. Al despertar, la angustia generada era sumamente latente.
En definitiva, un desbarajuste bastante puñetero... o no... o qué sé yo...

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