martes, 30 de enero de 2007

Leibniz

Asústense cuando, al consultar la biografía de algún personaje histórico, lo primero que leen es "matemático y filósofo" (o viceversa). Sin duda, ese personaje fue un auténtico adicto a las cavilaciones, un forofo de las elucubraciones, un incansable agitador de sus propias neuronas. Pitágoras, Descartes o Leibniz son unos magníficos ejemplos.
El caso es que el opositor de este año estuvo repasando el tema de Historia del Cálculo Integral. En esa revisión apareció una mención a la labor filosófica de Leibniz. Y ahí saltó mi enzima MyF (MatemáticoyFilósofo con todas las letras requieren muchísimo más talento de lo que mi cabeza puede ofrecer). Con la peregrina intención de usar la teoría del Cálculo Integral de Leibniz como herramienta filosófica y, tomando como laboratorio de experimentos lo sucedido entorno a mi cumpleaños, comencé una infinitesimal reflexión.
En Integración, Leibniz consideraba una curva como una poligonal de infinitos lados donde: dy es la diferencia infinitesimal de dos ordenadas consecutivas, dx la diferencia de dos abscisas consecutivas y la integral de ydx representa la suma de los pequeños rectángulos infinitesimales ydx.
Llegados a este punto quizá se pregunten "¿cómo demonios se puede adaptar 'eso' a la vida cotidiana?" o "¡Qué presuntuoso es don serafín!" Pues bien, aquí van mis ajustes (o desajustes).
A veces, en un momento concreto, no consigues identificar claramente un origen que explique nítidamente por qué te encuentras en la situación que vives en ese preciso instante. No encuentras una causa, un motivo, un por qué. Sin embargo, echando la vista atrás, y dividiendo un amplio lapso de tiempo en años, esos años en meses, esos meses en días, y así sucesivamente, pues es muy probable que se reúna una colección de circunstancias infinitesimales. Circunstancias que son más reconocibles cuantas más subdivisiones se empleen. Además, podría asegurar que, en el momento de producirse, tales circunstancias sucedieron de modo casi inadvertido; pero que al irse acumulando reiteradamente desembocaron en una gran diferencia entre la situación inicial y la final.
De esta forma, estaríamos calculando lo acontecido bajo una determinada relación personal continua entre dos instantes del tiempo determinados... o no... o qué sé yo...

No hay comentarios: