Existe una curiosa similitud en mi actitud frente a los Carnavales y los perros.
Tradicionalmente, nunca me lo he pasado bien en los Carnavales. Salvo una vez en Lanzarote, en el resto de ocasiones siempre lo pasé mal o peor.
Con respecto a los perros, son ellos los que parecen tener algo contra mí. Desde que un mastín me tiró al suelo y se puso a ladrarme a unos 10 cm. de mi cara y, unos quince días más tarde, un pastor alemán casi me deja eunuco; intento que mi relación con los canes sea nula... por lo que pueda pasar.
Así que en cuanto se acerca un perro o unos carnavales, procuro ignorarlos al máximo y pasar el trance lo más rápidamente posible.
Sin embargo, tengo la extraña esperanza de que esa tendencia cambie algún día. Que habrá unos Carnavales que disfrute plenamente y que habrá un perro con el que pasar horas y horas jugando.
Y mientras tanto, a comer lacón con grelos, orejas y freixós y a ver fotos de perros en internet... o no... o qué sé yo...
Tradicionalmente, nunca me lo he pasado bien en los Carnavales. Salvo una vez en Lanzarote, en el resto de ocasiones siempre lo pasé mal o peor.
Con respecto a los perros, son ellos los que parecen tener algo contra mí. Desde que un mastín me tiró al suelo y se puso a ladrarme a unos 10 cm. de mi cara y, unos quince días más tarde, un pastor alemán casi me deja eunuco; intento que mi relación con los canes sea nula... por lo que pueda pasar.
Así que en cuanto se acerca un perro o unos carnavales, procuro ignorarlos al máximo y pasar el trance lo más rápidamente posible.
Sin embargo, tengo la extraña esperanza de que esa tendencia cambie algún día. Que habrá unos Carnavales que disfrute plenamente y que habrá un perro con el que pasar horas y horas jugando.
Y mientras tanto, a comer lacón con grelos, orejas y freixós y a ver fotos de perros en internet... o no... o qué sé yo...
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