martes, 15 de mayo de 2007

Momento de felicidad

El opositor de este año ya llevaba un tiempo blandiendo sus armas y exigiendo, con vehemencia, el inicio del combate final. Su forma de expresión más notoria a estas alturas es mi malestar estomacal.
Después de un par de semanas fingiendo que dicho malestar no existía, decidí asumirlo y atacarlo. La fecha escogida fue el sábado pasado. Eran las 3 de la tarde y cogí el teléfono. Marqué el número de pepedante y lo cité para asistir al encuentro de la gula aquella misma noche.
Y así fue. Después de una reconfortante caña de cerveza avanzamos por la pequeña cuesta coronada por un luminoso que rezaba 'Ridizio Brasileiro'.
Al fin. Había admitido el nerviosismo estomacal e iba a atacarlo con una opípara ingesta de carne. Además del ataque frontal al aparato digestivo, se trataba de incrementar el marcador de la felicidad. Olvidarme por un momento de las cabezas de dragón, del opositor del año pasado y del de este año, de los fenómenos meteorólogicos, etc. etc. Entregarme en cuerpo y estómago a la gula sin barrera alguna, sin temor a las calorías, saboreando cada bocado.
Y vino el chorizo criollo y el pollo, luego la ternera, el pavo con bacon, el churrasco de ternera, la picaña, el jabalí, la picaña a la piedra, el buey y la piña a la brasa... y volvieron a pasar la picaña, el churrasco de ternera, la picaña a la brasa y la piña. Entre tanto, la sangría iba regando aquella orgía proteínica.
Ineludiblemente, el momento de felicidad se iba gestando con cada mordisco, con cada trago, con cada comentario culinario. Las carcajadas eran cada vez mayores y los bocados cada vez más suculentos y sabrosos. En aquella vorágine de carne y vino y, en un cascarilleiro ataque escatológico, don Serafín comentó:
"Bua neno!! Mañana cuando cague todo esto me voy a elevar sobre mi propia mierda"
Después de una escandalosa y prolongada carcajada pepedante retó:
"¿A qué no hay cojones a escribir eso en tu blog?"
Y en ello estamos, poniendo a resguardo mi reputación testicular... o no... o qué sé yo...

4 comentarios:

PepeDante dijo...

Mi problema ahora es que creo que no volveré a tener hambre en mucho tiempo. Ayer, es decir, dos días después de la gran comilona, me dolió el estómago de tal manera que casi no voy al trabajo. Y hoy todavía siento mi panza pesada, llena de todos esos animales, juntándose y convirtiéndose en un fantástico y monstruoso animal, parte pollo, parte cerdo, parte vaca, parte pavo, parte jabálí, parte toro y dando caña a la picaña. Me da la impresión que voy a dar a luz. Madre mía, qué "bandullaso".

servidora dijo...

¡..más que brutos! :-D

Don Serafín dijo...

Más que brutos, gulosos empedernidos :-D

servidora dijo...

¡Larpeiros! ;-)