Sonó el despertador y me fui a la cocina procurando no tropezar demasiado con los muebles del pasillo.
Quedaba poco café y tenía poco tiempo para hacer más, así que el mini-cortado de la mañana enseguida estuvo listo para tomar. Una naranja, el café y… veamos que tenemos por aquí… queso de untar con pan tostado, ¡bien! Un mini-homenaje para compensar lo del mini-cortado.
Acabé el desayuno. Ducha. Aún somnoliento debido a la poca cafeína que había tomado me dispuse a lavarme los dientes.
Exactamente igual que cinco minutos antes, unté el queso sobre el cepillo de dientes y a seguir aseándose....
¡¡¡¡¡Nooooooo!!!!! ¡¡¡¡¡No era queso!!!!!! Era crema hidratante que había en el lavabo... ¿o era queso?... ¿o había desayunado crema?... ¿o era todo pasta de dientes? ¡¡¡Qué susto!!!
Me despejé súbitamente. Recapacité y recapitulé todos mis actos y llegué a la conclusión de que tenía el estómago perfectamente hidratado y los dientes perfectamente untados en queso... o no... o qué sé yo...
martes, 3 de febrero de 2009
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2 comentarios:
jajajajaja
para mí, el peor momento del día
un beso!
El de descubrir que queda poco café y no tienes tiempo para hacer más, no?... o no... o qué sé yo...
:-D
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