viernes, 9 de noviembre de 2007

Abuelo

Dentro de 3 días se cumplen 20 años del fallecimiento de mi abuelo.
Aquello significó varias cosas. Fue la primera vez que la muerte pasaba cerca de mí. Además, quería mucho a mi abuelo. De hecho, de entre todos mis abuelos, abuelas, tíos abuelos y tías abuelas era al que más quería. Fue como un ritual de despedida de mi niñez.
Mi abuelo fue quien me enseñó a jugar a las cartas, a jugar al dominó, a disfrutar de un paseo por el parque, a hacer todo lo posible para que tu nieto sea feliz....
No llegué a conocerlo del todo, ya que Alzheimer comenzó a atacarle demasiado pronto para lo que yo quisiera.
Puede que lo mejor fuese que sucediera así. De esta forma sólo recuerdo cosas buenas de mi abuelo. Muy buenas. Las mejores. Todas las que un nieto quiere recordar de su abuelo.
Dicen que el Alzheimer elimina los recuerdos, pero no la personalidad. Si eso es cierto, sé que mi abuelo era amable, simpático, generoso, honrado. Como aquella vez que que le dio el alto a mi hermano desde su silla de ruedas con el secador de pelo; o como cuando le preguntó a mi abuela si estaba guapo, que quería estar lo mejor posible porque ese día se casaba; o como cuando sonreía como un pícaro al apartar las pastillas que le escondían entre la comida; o como en tantas y tantas ocasiones.
Creo que al único entierro al que siento no haber ido es al de mi abuelo. El miedo a la muerte en aquellos momentos me impidió hacerlo. Desde entonces es como si estuviese en deuda con él y conmigo mismo. Pero también estoy seguro de que, tarde o temprano, saldaré esa deuda.

2 comentarios:

servidora dijo...

Te lo iba a poner ayer, pero no me salí alo que quería decirte... A ver, yo creo que lo importante no es ir a los entierros. Sigo pensando que las tumbas y las lápidas no esconden ni guardan nada... menos aún a los que quisimos.

Puede que lo que te pese sea no haberte despedido a gusto de tu abuelo. Quizás su enfermedad, y que fueras un niño, lo impidió.

Pero no puedo dejar de pensar que entre abuelos y nietos siempre hay una conexión mágica. Que les permite estar juntos y estar a gusto, independientemente del tiempo y de la distancia. No sé si me explico...

Don Serafín dijo...

Te explicas perfectamente... :-))
Un entierro es una despedida, y echo de menos no haberla tenido por lo que dices tú. Pero precisamente por eso llevo tanto tiempo sin ir al cementerio; porque no quiero despedirme de mi abuelo. Cuando vaya iré a saludarlo y a hablar con él, no a despedirme.