Salí de casa de mis padres en dirección al centro. A los pocos pasos ya era consciente de que vería la nueva muralla del masculino que, unos meses atrás, me había sorprendido tan gratamente.
Esbocé una ligera sonrisa anticipándome a lo que presenciaría a los pocos segundos.
Pero al aproximarme, la sensación fue doblemente placentera. El muro que había desde la puerta lateral hasta el callejón también había sido derribado. Nueva sorpresa pero idénticas sensaciones de alegría y libertad.
Se había derribado una parte del muro, pero al avanzar el tiempo a lo largo del día a día, una segunda fase se acababa de completar.
Nueva óptima, nuevas perspectivas, menos prohibiciones, menos imposiciones.
En resumen, mucho mejor... o no... o qué sé yo...
lunes, 29 de septiembre de 2008
jueves, 25 de septiembre de 2008
José Manuel Rey Varela, "el peque"
Ayer iba por la calle Real y me crucé con "el peque". Él iba acompañado. Así que, como tantas otras veces, pretendió fingir que no me veía y, mientras concentraba su atención en su interlocutor, no podía evitar mirarme de reojo para comprobar cuando nos perdíamos de vista.
Para la vida pública, su nombre es José Manuel Rey Varela. Es el presidente del PP de Ferrol y fue concejal de Hacienda. Y supongo que habrá sido muchas cosas más.
De todas formas, creo que su historia la debo contar yendo desde el pasado hasta el presente; y no al revés.
Cuando estaba en 3º de EGB me cambié de colegio. Al comenzar el curso, mi profesora decía que nuestra clase era como una baraja española: había cuarenta alumnos y, cuatro de ellos, eran reyes (se apellidaban Rey, lógicamente). Así pues, entre nosotros, para distinguirlos, utilizamos motes. El de Rey Varela era "el peque".
No pasaba por ser un excelente estudiante. Más bien era tan tenaz como consciente de sus dificultades. Era tímido, inseguro y prefería pasar desapercibido.
Pasó el tiempo y, tras estar en clases diferentes en 6º de EGB, volvimos a coincidir en 7º. Una vez en Sociales la profesora preguntó "¿quien se estudió las capitales?" y todos nosotros contestamos afirmativamente. Sin embargo, la pregunta tenía trampa. Así que especificó: "¿quien se estudió las capitales del norte de África?". Cundió el pánico. Sólo 7 levantamos la mano. Doña Teresa nos ordenó salir al encerado y al resto le plantificó un señor cero.
Y allí estábamos los 7, unos al lado de los otros mirando a nuestros compañeros que acababan de ser amonestados y esperando el interrogatorio de doña Teresa. El azar quiso que "el peque" se situara a mi derecha.
Y empezó la primera tanda. Cuando le tocó a "el peque" su respuesta fue "eeeh..no la sé".
Luego, en la segunda tanda, cuando le tocó a "el peque", su respuesta fue "eeeh..no la sé".
Por última, en la tercera tanda, cuando le tocó a "el peque" su respuesta fue "eeeh..no la sé".
Cuando estaba terminando de contestar la capital de la tercera ronda que me correspondía, oí un sonido extraño, miré hacia mi derecha, y pude comprobar como "el peque" comenzaba a llorar. A los pocos segundos, el llanto fue notorio y se hizo público. Doña Teresa le preguntó que qué ocurría y, entre sollozos, "el peque" contestó que él había estudiado, que se había quedado en blanco, que había estudiado y que no quería que le pusieran un cero.
Desde aquel entonces, siempre quedó la duda de si "el peque" realmente se había estudiado las capitales del norte de África o no.
Una vez terminado el período escolar, nuestro contacto desapareció. La siguiente vez que tuve noticias de él fue en la universidad. Había elecciones en la universidad. Supongo que sería una especie de consejo escolar, pero a lo grande. El caso es que, lógicamente, los estudiantes tenían que escoger a otros estudiantes para que los representaran en el consabido órgano de decisión. Así que, un día como otro cualquiera, salí de clase y me fijé en un panfleto que estaba colgado en el corcho que estaba en la pared de enfrente del aula. Era la típica octavilla electoral; pero tenía un "añadido". Así que puse más atención al folio en cuestión. Me acerqué y leí: "José Manuel Rey Varela" y, a continuación, escrito con bolígrafo, "Karton, de vamos a dar unas hostias".
A las pocas semanas, coincidí con un amigo mío que también había sido testigo principal de la historia de la clase de Sociales de 3º. Así que le conté que "el peque" en la facultad era "Karton". Su respuesta no fue muy positiva con respecto a "el peque". Me contó que lo había visto mediado el curso cuando estábamos en COU. Que "el peque" había cruzado la calle y que le había dicho que era el mejor de su clase con diferencia. Que arrasaba y que sacaba unas notazas impresionantes. Que a él cómo le iba, y que estaba seguro de que sería muy difícil que le fuese mejor que a él. Mi amigo, sabiamente y consciente de que el tiempo pone a cada uno en su sitio, casi ni le contestó.
Al cabo de unos meses, y una vez conocidas las notas de selectividad, volvieron a coincidir por la calle. Pero esta vez, fue mi amigo quien tuvo que abordarlo ante la esquiva actitud de "el peque". Tras varios intentos por finalizar rápidamente la conversación, el tema de las notas de selectividad irrupió en su diálogo. Y "el peque" tuvo que reconocer que había sacado un 5; pero que estaba contento porque iba a estudiar lo que él quería. Cuando mi amigo le dijo que si tenía un 5 de media era imposible que durante el curso hubiera sacado tan buenas notas como él le había confesado unos meses atras, la respuesta de "el peque" fue "eeeeeh, bueno... tengo que irme"
Unos años después, y cuando "el peque" ya era concejal de Hacienda del ayuntamiento de Ferrol, el azar quiso que coincidiéramos varias veces por la calle. Yo iba a una clínica para recuperar mi maltrecha rodilla y, mientras yo esperaba a que me vinieran a recoger en coche, el camino de "el peque" discurría por aquella misma acera.
La primera vez hizo como que no me vio.
La segunda vez, se paró en el escaparate de al lado de la clínica para cerciorarse de si realmente era yo o no, pero no hizo gesto alguno.
La tercera repitió la actuación de la segunda; pero, tras cruzarnos las miradas varias veces, no tuvo más remedio que saludarme.
Las siguientes veces me veía desde la esquina y cruzaba la calle. Me miraba de reojo para ver si yo era consciente de su presencia. Apuraba el paso y se iba.
La última vez que lo vi, hasta el momento, fue ayer. Y otra vez lo mismo.
Otra vez esa mirada de inseguridad; de saber que yo estaba a su lado en la clase de Sociales; de saber lo de "Karton"; de saber lo de las notas de selectividad.
Esa mirada que refleja sus repetitivos y martilleantes "eeeeh" cuando habla en público: en una rueda de prensa, en un pleno del ayuntamiento, en una entrevista, en un mitín....
Ese castillo en el aire hecho rictus facial.
Esa mirada de ataco para defenderme y aniquilo para que no vuelvan a atacarme.
Pero él sabe que yo sé, y que sé mucho de él... o no... o qué sé yo...
Para la vida pública, su nombre es José Manuel Rey Varela. Es el presidente del PP de Ferrol y fue concejal de Hacienda. Y supongo que habrá sido muchas cosas más.
De todas formas, creo que su historia la debo contar yendo desde el pasado hasta el presente; y no al revés.
Cuando estaba en 3º de EGB me cambié de colegio. Al comenzar el curso, mi profesora decía que nuestra clase era como una baraja española: había cuarenta alumnos y, cuatro de ellos, eran reyes (se apellidaban Rey, lógicamente). Así pues, entre nosotros, para distinguirlos, utilizamos motes. El de Rey Varela era "el peque".
No pasaba por ser un excelente estudiante. Más bien era tan tenaz como consciente de sus dificultades. Era tímido, inseguro y prefería pasar desapercibido.
Pasó el tiempo y, tras estar en clases diferentes en 6º de EGB, volvimos a coincidir en 7º. Una vez en Sociales la profesora preguntó "¿quien se estudió las capitales?" y todos nosotros contestamos afirmativamente. Sin embargo, la pregunta tenía trampa. Así que especificó: "¿quien se estudió las capitales del norte de África?". Cundió el pánico. Sólo 7 levantamos la mano. Doña Teresa nos ordenó salir al encerado y al resto le plantificó un señor cero.
Y allí estábamos los 7, unos al lado de los otros mirando a nuestros compañeros que acababan de ser amonestados y esperando el interrogatorio de doña Teresa. El azar quiso que "el peque" se situara a mi derecha.
Y empezó la primera tanda. Cuando le tocó a "el peque" su respuesta fue "eeeh..no la sé".
Luego, en la segunda tanda, cuando le tocó a "el peque", su respuesta fue "eeeh..no la sé".
Por última, en la tercera tanda, cuando le tocó a "el peque" su respuesta fue "eeeh..no la sé".
Cuando estaba terminando de contestar la capital de la tercera ronda que me correspondía, oí un sonido extraño, miré hacia mi derecha, y pude comprobar como "el peque" comenzaba a llorar. A los pocos segundos, el llanto fue notorio y se hizo público. Doña Teresa le preguntó que qué ocurría y, entre sollozos, "el peque" contestó que él había estudiado, que se había quedado en blanco, que había estudiado y que no quería que le pusieran un cero.
Desde aquel entonces, siempre quedó la duda de si "el peque" realmente se había estudiado las capitales del norte de África o no.
Una vez terminado el período escolar, nuestro contacto desapareció. La siguiente vez que tuve noticias de él fue en la universidad. Había elecciones en la universidad. Supongo que sería una especie de consejo escolar, pero a lo grande. El caso es que, lógicamente, los estudiantes tenían que escoger a otros estudiantes para que los representaran en el consabido órgano de decisión. Así que, un día como otro cualquiera, salí de clase y me fijé en un panfleto que estaba colgado en el corcho que estaba en la pared de enfrente del aula. Era la típica octavilla electoral; pero tenía un "añadido". Así que puse más atención al folio en cuestión. Me acerqué y leí: "José Manuel Rey Varela" y, a continuación, escrito con bolígrafo, "Karton, de vamos a dar unas hostias".
A las pocas semanas, coincidí con un amigo mío que también había sido testigo principal de la historia de la clase de Sociales de 3º. Así que le conté que "el peque" en la facultad era "Karton". Su respuesta no fue muy positiva con respecto a "el peque". Me contó que lo había visto mediado el curso cuando estábamos en COU. Que "el peque" había cruzado la calle y que le había dicho que era el mejor de su clase con diferencia. Que arrasaba y que sacaba unas notazas impresionantes. Que a él cómo le iba, y que estaba seguro de que sería muy difícil que le fuese mejor que a él. Mi amigo, sabiamente y consciente de que el tiempo pone a cada uno en su sitio, casi ni le contestó.
Al cabo de unos meses, y una vez conocidas las notas de selectividad, volvieron a coincidir por la calle. Pero esta vez, fue mi amigo quien tuvo que abordarlo ante la esquiva actitud de "el peque". Tras varios intentos por finalizar rápidamente la conversación, el tema de las notas de selectividad irrupió en su diálogo. Y "el peque" tuvo que reconocer que había sacado un 5; pero que estaba contento porque iba a estudiar lo que él quería. Cuando mi amigo le dijo que si tenía un 5 de media era imposible que durante el curso hubiera sacado tan buenas notas como él le había confesado unos meses atras, la respuesta de "el peque" fue "eeeeeh, bueno... tengo que irme"
Unos años después, y cuando "el peque" ya era concejal de Hacienda del ayuntamiento de Ferrol, el azar quiso que coincidiéramos varias veces por la calle. Yo iba a una clínica para recuperar mi maltrecha rodilla y, mientras yo esperaba a que me vinieran a recoger en coche, el camino de "el peque" discurría por aquella misma acera.
La primera vez hizo como que no me vio.
La segunda vez, se paró en el escaparate de al lado de la clínica para cerciorarse de si realmente era yo o no, pero no hizo gesto alguno.
La tercera repitió la actuación de la segunda; pero, tras cruzarnos las miradas varias veces, no tuvo más remedio que saludarme.
Las siguientes veces me veía desde la esquina y cruzaba la calle. Me miraba de reojo para ver si yo era consciente de su presencia. Apuraba el paso y se iba.
La última vez que lo vi, hasta el momento, fue ayer. Y otra vez lo mismo.
Otra vez esa mirada de inseguridad; de saber que yo estaba a su lado en la clase de Sociales; de saber lo de "Karton"; de saber lo de las notas de selectividad.
Esa mirada que refleja sus repetitivos y martilleantes "eeeeh" cuando habla en público: en una rueda de prensa, en un pleno del ayuntamiento, en una entrevista, en un mitín....
Ese castillo en el aire hecho rictus facial.
Esa mirada de ataco para defenderme y aniquilo para que no vuelvan a atacarme.
Pero él sabe que yo sé, y que sé mucho de él... o no... o qué sé yo...
miércoles, 24 de septiembre de 2008
Desnortado
Sinceramente, llevaba varias semanas, incluso meses, sumamente desnortado con respecto a este blog.
Al principio, se me ocurrían cosas y las escribía. Cosas inconexas, o no; aunque, en su mayoría, eran pensamientos que cohabitaban en mi cerebro desde un cierto tiempo.
Luego, una vez "vaciada" la materia gris, surgieron diversas y recurrentes temáticas.
Pero, sin quererlo (o sí), ha pasado cierto tiempo en el que no sabía ni quería saber cual era la línea argumental que debía seguir.
Ni me gustaba ni me dsgustaba especialmente esa situación. Pero era consciente de que me divertía más cuando escribía más. Así que decidí iniciar la búsqueda del argumento de mis historietas: podría contar recetas de cocina, podría contar batallas de Jorge, podría contar viajes (pasados, presentes y futuros). Podría contar mil cosas y ninguna a un tiempo; aunque ésto ya lo había hecho y la sequía actual parecía implacable....
Sin embargo, hoy salí a la calle a hacer unas compras y, mientras cavilaba sobre la ansiada temática bloguera, me topé con tres historietas a contar. Y... ¡ahí estaba! ¡Delante de mis narices! ¡Lo que estaba buscando!
Conclusión: tengo que salir más a la calle, que es donde están las historias cotidianas, donde están las vidas... o no... o qué sé yo...
lunes, 22 de septiembre de 2008
Caco-nfusión
#1: "Aaaaachis... aaaaachis... aaaachis..."
#1: "Tuvimos que recoger unas cosas, abuela"
#2: "Si vamos a lo del pincho, llamaré a Caco a ver si viene"
#1: "Sí, supongo que vendrá"
#3: "Que cogisteis, ¿qué?"
#1: "Unas cosas, abueeeela"
...
#3: "Que tienes catarro"
Catarro, ca-cotarro, caco-tarro, ca-confusión, caco-nfusión, caco-fusión, caco-fisión.... va a haber que ir a 'Pasapalabra'... o no... o qué sé yo...
#1: "Tuvimos que recoger unas cosas, abuela"
#2: "Si vamos a lo del pincho, llamaré a Caco a ver si viene"
#1: "Sí, supongo que vendrá"
#3: "Que cogisteis, ¿qué?"
#1: "Unas cosas, abueeeela"
...
#3: "Que tienes catarro"
Catarro, ca-cotarro, caco-tarro, ca-confusión, caco-nfusión, caco-fusión, caco-fisión.... va a haber que ir a 'Pasapalabra'... o no... o qué sé yo...
jueves, 18 de septiembre de 2008
miércoles, 17 de septiembre de 2008
martes, 16 de septiembre de 2008
lunes, 15 de septiembre de 2008
lunes, 1 de septiembre de 2008
Say...
Say you, say me; say it for always
Thats the way it should be
Say you, say me; say it together
Naturally
I had a dream I had an awesome dream
People in the park playing games in the dark
And what they played was a masquerade
And from behind of walls of doubt a voice was crying out
Say you, say me...
As we go down lifes lonesome highway
Seems the hardest thing to do is to find a friend or two
A helping hand - some one who understands
That when you feel youve lost your way
Youve got some one there to say Ill show you
So you think you know the answers - oh no
couse the whole world has got you dancing
Thats right - Im telling you
Its time to start believing - oh yes
Believing who you are: you are a shining star
Say it together... naturally.
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