Salí de casa de mis padres en dirección al centro. A los pocos pasos ya era consciente de que vería la nueva muralla del masculino que, unos meses atrás, me había sorprendido tan gratamente.
Esbocé una ligera sonrisa anticipándome a lo que presenciaría a los pocos segundos.
Pero al aproximarme, la sensación fue doblemente placentera. El muro que había desde la puerta lateral hasta el callejón también había sido derribado. Nueva sorpresa pero idénticas sensaciones de alegría y libertad.
Se había derribado una parte del muro, pero al avanzar el tiempo a lo largo del día a día, una segunda fase se acababa de completar.
Nueva óptima, nuevas perspectivas, menos prohibiciones, menos imposiciones.
En resumen, mucho mejor... o no... o qué sé yo...
lunes, 29 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
¿Foto?... para emigrantes morriñosos, mayormente :-)
Filosofías aparte, claro :-)
Sus deseos son órdenes ;-)
Publicar un comentario